“Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan» (Lucas 11:13).
Ayer empezamos la nueva serie El Mover del Espíritu que trata de actualizar nuestra comprensión y nuestra experiencia del Espíritu Santo.
Lo primero que se nos dijo es que el Espíritu Santo es un regalo del Padre celestial. Qué el padre celestial desea intensamente darnos al Espíritu Santo en toda su expresión.
Dios se deleita en darnos todo lo que necesitamos tal y como dice su palabra: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Rom. 8:32). Esta cita afirma que Dios no escatima, no se niega a, darnos nada de lo bueno que un padre puede dar a sus hijos. Si ya nos dio lo más valioso que tiene, Su Hijo, el argumento afirma, ¿cómo no nos dará todo lo demás? Dios es el padre más proveedor y dador que existe.
Y lo que este Padre súper generoso más desea darnos es a Su Espíritu Santo.
Pero, la cita dice que lo dará “a quienes lo pidan.” Si no lo pedimos es que realmente no sentimos que lo necesitamos. Revisa tus oraciones de las últimas semanas o meses y responde sinceramente esta pregunta: ¿le estás pidiendo seriamente al Padre que te dé más de su Espíritu? ¿Es esta una oración que acostumbras hacer? Antes de responder, piénsalo bien, es probable que acostumbres mencionar al Espíritu Santo, pero, ¿realmente lo estás pidiendo con una expectativa de recibirlo de una manera fresca y poderosa?
Si no lo estás haciendo, empieza hoy.
«Padre celestial, reconozco que no he sido tan constante en pedirte que me des más de tu Espíritu Santo. Hoy vengo delante de ti reconociendo toda mi debilidad y, por ende, mi gran necesidad del poder de tu Santo Espíritu en mi vida. Tu dices que “el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad.” Y tu conoces lo débil que soy. Me urge recibir más del Espíritu. Quiero vivir lleno del Espíritu Santo. Te pido, padre celestial, que derrames tu Santo Espíritu en mí. Que su presencia llene completamente mi ser. Te entrego cada área de mi vida, especialmente aquellas áreas donde sigo reteniendo el control. Tu sabes cuáles son. Pero de todas formas las menciono [menciona áreas de tu vida que has mantenido fuera del control del Santo Espíritu de Dios]. Así que padre te ruego con todo mi corazón que hoy me des una nueva medida de tu Espíritu Santo. Amén.»
Padre mío lléname este día de tu poderoso espíritu Santo y te pido que me des más sed del Espíritu Santo día con día, que pueda y tenga la convicción de vivir en el espíritu y no en mis fuerzas terrenales, amén amén amén