En el reino de Dios, los asuntos de identidad cursan en un camino entre la realidad y la “realidad por fe.” La realidad no necesita mucha explicación, pero la realidad por fe se refiere a la realidad que Dios ve aunque nosotros todavía no la veamos.
En el periodo de los jueces cuando Israel estaba todo desunido y siendo periódicamente invadido por las naciones de alrededor, Dios levantó a estos líderes temporales que le dan el nombre al libro, Libro de los Jueces.
En Jueces 6 uno de estos es Gedeón. El Ángel del Señor se le aparece para comisionarlo a liderar Israel contra los madianitas, los invasores en turno. Pero no era un guerrero profesional, era un granjero más bien tímido.
Jueces 6:2 Entonces el ángel del Señor se le apareció y le dijo: ¡Guerrero valiente, el Señor está contigo!
“Guerrero valiente.” Gedeón debió haber mirado a su alrededor para ver con quién estaba hablando el Ángel. Pero no había nadie más allí. Jesús le llamará a Simón: “Roca,” cuando éste era todo, menos una roca firme.
Las palabras “el Señor está contigo” probablemente sólo eran un saludo como en el Ave María, pero Gedeón se enganchó cañón: «Si el señor está con nosotros ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Acaso no dijeron —un profeta acababa de visitar su pueblo para exhortarlos a confiar en Dios (v.8)— “El Señor nos sacó de Egipto”? Pero ahora el Señor nos ha abandonado y nos entregó en manos de los madianitas.»
Sólo que convenientemente no citó la parte del discurso del profeta que podría haber respondido a su pregunta: «Yo soy el Señor, tu Dios. No debes rendir culto a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives’. Pero no me hiciste caso» (v.10).
En seguida, el Ángel le pide a Gedeón que haga cosas que lo desligan de su padre... «Toma el segundo toro del rebaño de tu padre… derriba el altar que tu padre levantó...» Gedeón obedeció aunque “lo hizo de noche” por miedo. Como dice mi caja de Kleenex: "Hazlo, y si te da miedo hazlo con miedo."
Los titubeos y la petición de señales por parte de Gedeón (tres veces en este pasaje), nos animan en medio de nuestra debilidad. Dios fue extremadamente considerado con Gedeón: «Pero si tienes miedo de atacar, desciende al campamento con tu siervo Fura. Escucha lo que dicen los madianitas, y cobrarás mucho ánimo. Entonces estarás ansioso por atacar» (Jue. 7:10-11 NTV).
Dios es un Dios que llama a las cosas que todavía no son como si ya fueran (Rom. 4:17). Y es un Dios que nos tiene muchísima paciencia. Así que cobremos ánimo y respondámosle con obediencia.
Tus comentarios.
Comments