Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos». Mateo 28:19-20
Decíamos ayer que la idea o el concepto del discipulado en sí es algo sencillo. Ya en un contexto de iglesia el proceso puede adquirir un poquito más de complejidad, pero en sí la idea es sencilla, reitero. Se trata de compartir con otros nuestra fe, la fe que nos hizo estar seguros de nuestra salvación, y de acompañar a nuestros discípulos por un trecho de su caminar en Cristo. Les ayudamos a entender la voluntad de Dios para ellos y básicamente les enseñamos lo que nosotros hemos aprendido.
En un contexto de iglesia, normalmente se cuenta con manuales de discipulado que van desde las cosas más sencillas de la fe y avanzan a temas menos básicos. “Enseñen a los nuevos discípulos” (v.20). Es muy importante es que la instrucción teórica vaya acompañada de oportunidades para acompañar al “discipulador” mientras sirve a Cristo, realizando, al principio, cosas sencillas.
Ahora bien, la frase completa dice: “Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado.” ¿Cómo enseñamos a un nuevo discípulo a obedecer los mandatos de Cristo? Con el ejemplo de nuestra propia obediencia. Así de básico. Si ellos ven que nosotros obedecemos los mandamientos de Cristo, esto los estimulará hacer a su vez obedientes.
En este par de reflexiones me he esforzado por mostrar que discipular a un nuevo seguidor de Jesús no es algo complicado. Solamente restaría aclarar que la comisión de bautizar a los nuevos seguidores definitivamente opera en el contexto de la iglesia local. Aunque un creyente cualquiera tiene la autoridad para bautizar a un nuevo creyente, en la práctica es un asunto muy delicado que puede llevar a “llaneros solitarios” a actuar fuera de los confines de la iglesia y crear mucha confusión. Muchas sectas han nacido en esta forma. Por esto nosotros en IPV realizamos los bautizos totalmente en el ámbito de la iglesia y del liderazgo reconocido públicamente.
«Señor, mi Dios, sigo pidiéndote que me ayudes a ver que discipular a un nuevo seguidor tuyo no es algo complicado. Pon en mi corazón el deseo de compartir mi fe, y de seguir compartiéndola con aquellas personas cuyos corazones me concedas tocar a través de mi testimonio y del conocimiento bíblico que poseo a la fecha. Sé que hacer esto incluso me llevará a buscar conocer mejor tu palabra, a fin de poder compartirla con aquellas personas que me acerques. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús, amén.»
Amén