Seguimos con el tema de edificar un hogar cristiano. No todos los hogares cristianos se forman desde el principio cuando papá y mamá son jóvenes y conocen a Cristo durante esta etapa y pueden comenzar la educación de sus hijos siguiendo los lineamientos y principios bíblicos desde el comienzo. Algunos hogares ya han caminado un trecho en condiciones no tan ideales, pero es precisamente en estos hogares donde la gracia de Dios se puede manifestar con mayor resplandor para la gloria de Dios. La historia de cómo Yessi y yo formamos nuestro hogar de dos hogares rotos es una hermosa ilustración de la gracia de Dios.
Cuando nosotros empezamos a considerar la posibilidad de unir nuestras vidas habíamos pasado por años de intenso dolor y pérdida. Yo iba para 5 años de viudez y Yessi para 4. Fueron años muy difíciles. Años de sanar y adaptarnos a una nueva vida después de que nuestra vida anterior se rompió en pedazos.
Hay una clase de arte en cerámica en Asia llamada Kintsugi. Lo inusual es que se trata de cerámica que se rompió en muchos fragmentos. Cerámica que uno normalmente desecharía. Pero, los hábiles artesanos asiáticos la reconstruyen minuciosamente usando resina mezclada con polvo de oro. Lo sorprendente es que estas piezas ya restauradas son mucho más hermosas y más valiosas de lo que eran originalmente. Y su belleza y valor surge de tener estas líneas doradas de fractura. Esta técnica en lugar de esconderlas las resalta y son ellas las que le dan su nueva belleza. Muchas veces se le conoce al Kintsugi como “el arte de aceptar y abrazar el daño y convertirlo en algo hermoso.”
Así nosotros. Las cicatrices que nos dejaron nuestras respectivas pérdidas hoy hacen resaltar la belleza de la obra de Dios en nuestras vidas. Hoy se pueden claramente las líneas de fractura. Cuando pasamos situaciones tensas, Yessi y yo les recordamos a los chicos que venimos de dos familias rotas que Dios unió. Y ellos responden, porque reconocen lo que Dios ha hecho. No fue fácil, especialmente al principio. Especialmente con Jenny la menor, que tenía 10 años de edad cuando su papi murió. Al principio fue muy difícil adaptarnos Jenny y yo el uno al otro y pasamos por conflicto y dolor. Pero hoy disfrutamos mucho nuestro hogar restaurado.
Hace unos días le decía yo a Yessi que disfruto mucho mi vida de familia. Sin yo haber tenido hijos en mi primer matrimonio, hoy tengo tres hijos hermosos, una nuera y un yerno increíbles, dos perritas y un loro papagayo. ¡Y amo mi vida doméstica!
Así que, ánimo, si tu hogar no comenzó en condiciones ideales es una oportunidad para ver todo el esplendor de la gloria de Dios.
Tus comentarios.
Me gozo contigo y con Yessi al ver en ustedes cumplirse los planes perfectos de Dios.