Jesús se dio cuenta de inmediato de qué había salido poder sanador de él, así que se dio la vuelta y preguntó a la multitud: «¿quién tocó mi túnica?» Marcos 5:30
El domingo pasado hablamos de ser Seguidores en Poder. Dijimos que un seguidor de Jesús está familiarizado con su poder sobrenatural simplemente por el hecho de estar cerca de él, puesto que Jesús es la encarnación absoluta del poder de Dios. En Marcos capítulo 5 hay dos casos que revelan dramáticamente este poder. El primero es La Hija de Jairo, uno de los líderes de la sinagoga local, que está gravemente enferma. El segundo es La Mujer con Hemorragia Continua.
En ambos casos dos personas se acercan a Jesús con una imperiosa necesidad de su poder. Jairo, de hecho, cae de rodillas delante de Jesús “rogándole con fervor.” La mujer se acerca a hurtadillas por detrás de Jesús y toca su túnica (una mujer con hemorragia sería impura en la ley judía). ¡Ella había padecido una hemorragia continua por 12 años! “Había gastado todo lo que tenía para poder pagarles [a los médicos] pero nunca mejoró” (v.26). El relato dice que ella pensó: “si tan sólo tocara su túnica, quedaré sana. Al instante la hemorragia se detuvo y ella pudo sentir en su cuerpo que había sido sanada de su terrible condición” (vv. 28-29).
Lo que me impacta es lo que dice en el v. 30: “Jesús se dio cuenta de inmediato de qué había salido poder sanador de él, así que se dio la vuelta y preguntó a la multitud: «¿quién tocó mi túnica?»” El poder reside en Jesús. Jesús es una fuente de poder y quien se encuentra cerca de él no puede sino estar expuesto a ese poder. Sólo que se requiere de fe para “extraerlo,” pues toda una multitud lo estaba “tocando y apretujando,” seguramente muchos de ellos enfermos, pero no salió poder para sanarlos.
Mientras tanto, llegan de la casa de Jairo y le dicen que su hija ha muerto, que ya no tiene porque molestar al maestro. En ese momento Jesús. oyéndolos, le dijo a Jairo: “No tengas miedo. Sólo ten fe.” Al comienzo fue Jairo quien buscó a Jesús, pero después fue Jesús quien insistió en ir con Jairo. Al final del episodio Jesús resucita a la hija de Jairo y podrás imaginarte la alegría y la celebración.
Jesús está ansioso de revelar su poder para suplir tantas necesidades apremiantes a nuestro alrededor. ¿Dónde están los discípulos de Jesús que quieran, y puedan, echar mano de su poder para suplir las urgentes necesidades a su alrededor?
«Señor, Jesús, aquí tienes a alguien que puede ver con gran compasión toda la necesidad a mi alrededor. Estoy dispuesto a que tú me uses poderosamente para suplirla. Por otro lado, quiero ver tu nombre exaltado. Quiero que seas glorificado en mi vida. Aquí me tienes. Amén.»
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