Religión Egipcia

Sino que iremos a Egipto donde estaremos libres de guerra, de llamados a las armas y de hambre. Jeremías 42:14

Ayer decíamos que nuestras vidas ordinarias no se parecen nada al orden altamente reglamentado y la claridad de ejecución de deportes como el béisbol. Y está bien. Algunas iglesias intentan reproducir esta estructura y reglamentación en su vida. Y parece un noble esfuerzo. Pero, a la larga no funciona. La mayoría de las veces este estilo de iglesia sólo produce gente codependiente que tiene que hablar con sus líderes para cada decisión, por pequeña sea. La iglesia se convierte en una organización controladora y sobrepastoreada. Y muchos hemos visto los efectos de este estilo de hacer iglesia y es muy triste ver los estragos en las vidas.

Cuándo Nabucodonosor destruyó Jerusalén y el templo, y se llevó cautiva a la población a Babilonia, dejó un remanente en Jerusalén, los más pobres. A Jeremías le dio la opción de una bienvenida lujosa en Babilonia o de quedarse en Jerusalén. Jeremías decidió quedarse. El sabia que el plan de Dios era reconstruir a partir de este remanente sencillo. Pero, los líderes locales prefirieron huir a Egipto, llevándose con ellos a Jeremías.

En palabras de mi amigo Eugene Peterson:

«Ellos no querían el riesgo y los peligros de depender de un Dios invisible. Querían la seguridad y la estabilidad de una sólida economía. No querían participar en el duro trabajo de reconstruir una vida de fe en Dios. Querían la vida fácil que pensaban que hallarían en Egipto.

Demasiada gente prefiere vivir en Egipto en lugar de vivir por fe. Acuden a la religión de la misma forma en la que yo voy al béisbol —para escapar de la confusión, para que todo esté claro y definido. Para hallar un buen asiento desde el cual puedan ver todo el escenario, evaluar el desempeño de todos con facilidad y ver que a la gente le toque lo que merece. Para llevar un score de cada participante. Muchas reuniones religiosas están diseñadas para satisfacer dichos deseos. El mundo es reducido a lo que puede ser organizado y regulado. Etiquetamos claramente a cada persona para ver de qué lado está; allí no hay duda acerca de lo que es bueno y lo que es malo.

El único problema con esta religión “egipcia” es que la claridad dura solamente lo que dura la reunión. No es una profundización de la realidad, sino unas vacaciones de la realidad. Durante ese tiempo y espacio protegidos, aplaudimos los desempeños heroicos y abucheamos a los villanos. Pero, de regreso al trabajo, al deporte, al hogar, las etiquetas no pegan. Entonces, terminamos por resentir la vida fuera de las reuniones, como si fuera algo totalmente contaminado. Es comprensible que la gente que abraza este tipo de vida religiosa asiste a cuántas reuniones le sea posible a fin de tener la experiencia de un orden preciso y controlado tan frecuentemente como sea posible.»

¡Ouch!

Algo para el meditar durante el fin de semana, y reevaluar nuestros motivos y actitudes al congregarnos.