Una Vida Plena

No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2

El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante. Juan 10:10

Hemos estado hablando de cómo nosotros no somos del mundo, pues si entregamos nuestras vidas a Cristo, ahora pertenecemos al Cielo. Ahora formamos parte del Reino de Dios y eso debe verse reflejado en nuestras vidas. En especial, durante esta semana hemos hablado de cómo nuestros pensamientos y anhelos deben ser diferentes, pues sólo así podremos cambiar nuestra conducta de raíz.

La Biblia nos enseña que necesitamos permitir que Dios transforme nuestra mente para poder conocer Su buena voluntad, pues Él nos ha prometido una vida plena y abundante.

¿Tú qué piensas que es una vida plena? ¿Cómo se ve alguien con una vida plena?

Creo que esto es algo que necesitamos renovar, pues el mundo nos enseña algo muy diferente de lo que es una vida plena y si no renovamos nuestra idea de “una vida plena” probablemente terminemos frustrados y sin ningún contentamiento de lo que Dios nos da.

Me da la impresión de que para le mundo una vida plena se resume en tener mucho dinero. Pero, la vida plena que Dios nos promete es mucho más profunda que eso, pues de entrada incluye una relación íntima con Él, algo que puede satisfacer los deseos más profundos de nuestro corazón.

Además, una vida plena incluye la idea de tener un propósito, pues entender que fuimos creados para tener un impacto en la eternidad nos llena de un sentido de valía y propósito más allá de cualquier éxito financiero y Dios nos creó con un deseo de pertenecer a algo más grande que nosotros mismos. Una vida plena y abundante incluye saber que sí tenemos una misión en el mundo, que sí es más grande que nosotros y que sí tenemos cosas relevantes que aportar a los demás con los dones y habilidades que Dios nos ha dado.

Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin. Eclesiastés 3:11

«Señor, renueva nuestra mente para que podamos disfrutar de la vida plena y abundante que Tú tienes para nosotros.»

Danielita Orozco.